LA GUERRA DE COTO

Antecedentes
La frontera entre Panamá y Costa Rica no estuvo bien delimitada desde la época colonial. En 1573, Felipe II de España suscribió un contrato con el capitán Diego Artiesa y Chirinos. En este contrato estableció que el límite con Costa Rica al sur se extendía, “todo lo que corre la tierra al ducado de Veraguas (oeste de Panamá)”, sin embargo, los límites del ducado de Veraguas nunca fueron definidos con claridad en esa época y con el paso del tiempo, dicho territorio cambiaba de extensión. En ocasiones se refería al cabo Gracias a Dios entre Honduras y Nicaragua como límite entre Norteamérica y Sudamérica; en otras, el límite se ubicaba sobre la actual provincia de Veraguas.

En 1821 el Istmo de Panamá se libera del yugo español y había decidido unirse a la República de Colombia, heredando los futuros conflictos entre Colombia y Costa Rica. En 1856, 1865 y 1873 se realizaron tratados limítrofes, pero no fueron ratificados por ambos gobiernos. En 1880, Colombia se apoderó de Cocales de Burica, por tal motivo, el 25 de diciembre de 1880, los representantes de Costa Rica y de Colombia, decidieron someter el arbitraje de esta demarcación limítrofe al Rey Alfonso XII de España, pero este tratado fue desconocido por Colombia.

En 1896, en Bogotá, se firmó una nueva convención, la cual sería arbitrada por el entonces presidente de Francia, Emile Loubet. El 11 de septiembre de 1900 se emitió el Fallo Loubet, pero no fue aceptado por Costa Rica, ya que perjudicaba a este país y otorgaba a Colombia más territorio disputado, en especial la cuenca del Río Sixaola.

En 1905, luego de separarse Panamá del territorio colombiano (antigua República de la Nueva Granada), se intentó firmar un tratado con el nuevo gobierno panameño, pero no fue ratificado por estos. En 1914 se hicieron nuevas negociaciones, donde el arbitraje fue realizado por el fiscal general de los Estados Unidos. Se conoció como el Fallo White, dictado el 12 de septiembre de 1914, donde el gobierno panameño se mostró descontento con la resolución, ya que dicho fallo beneficiaba a Costa Rica. Así el “statu” se mantuvo por muchos años hasta el inicio de la guerra.

La guerra se libró en dos lugares. El primer lugar fue en Pueblo Nuevo de Coto y en alrededores del Río Coto en el sector del Pacífico. En esta área las fuerzas costarricenses sufrieron la derrota. El segundo escenario fue en el Atlántico, al oeste de la provincia de Bocas del Toro, aunque sin enfrentamientos, los costarricenses obtuvieron la victoria.

El 22 de febrero, las fuerzas panameñas bajo el mando del capitán Juan B. Grimaldo, del teniente Francisco Benítez y del subteniente Joaquín Amaya, junto con 50 o 60 policías provenientes de David, partieron en tren hacia La Concepción, para luego continuar a La Pita, Divalá y Progreso, para viajar después a pie hacia Coto. Los chiricanos organizaron en David la Primera Compañía de Voluntarios de David, que partiría una vez el tren volviera de la Concepción; bajo el mando del coronel Laureano Gazca, partió de La Concepción un contingente llamado “Los 13 voluntarios de Bugaba”.

Dentro del país había un serio problema para obtener las armas para defenderse, por dos razones: la disolución del ejército panameño que comandaba el general Esteban Huertas en 1904, por temor a un golpe de Estado; y la exigencia de las autoridades estadounidenses de que se entregaran armas de largo alcance. Así se hizo en 1915, pero el presidente Belisario Porras conservó secretamente 50 fusiles en el edificio de la Presidencia, con sus respectivas municiones; así con este arsenal y otras armas, el presidente Porras ordenó la movilización general para la guerra no declarada. El presidente nombró al general Manuel Quintero Villareal (veterano de la Guerra de los Mil Días), como jefe de las fuerzas policiales que irían a Chiriquí.

En la madrugada del 23 de febrero, 53 policías y cuatro oficiales partieron del muelle inglés en la ciudad de Panamá, en el vapor Veraguas, bajo el mando de Quintero y en compañía del gobernador de la provincia de Panamá, Rodolfo Estripeaut. Luego de 44 horas de travesía, el general Quintero y sus hombres llegaron a Rabo de Puerco (hoy Puerto Armuelles). Quintero estableció allí su centro de operaciones y ordenó la partida de los 53 policías en un tren de la Panamá Sugar Company hacia Progreso, para proseguir a pie hasta Coto. Dicha tropa estuvo al mando del subteniente Justiniano Mejía, con la orden de tomar Coto por todos los medios necesarios. Cada uno de los hombres iba armado con una carabina Sprinfield calibre 30 y dos fornituras de 60 tiros cada uno.

Después de atravesar a pie varios ríos, pantanos y otros obstáculos, los 53 oficiales y voluntarios se encontraron el 26 de febrero en el Río Lagarto, con los policías que venían de David y a los 13 voluntarios de Bugaba, quienes estaban armados de machetes y dos escopetas. Todos quedaron bajo el mando de Mejía y llegaron a Coto al amanecer del 27 de febrero.

Mientras los panameños se organizaban para cumplir sus órdenes, dos costarricenses que recorrían el lugar fueron capturados. Para mayor sorpresa, uno de ellos resultó ser el coronel Zuñiga Mora, jefe de la expedición de Costa Rica, y el otro era el coronel Daniel González. Ambos aseguraron que estaban de cacería. Mejía exigió a Zuñiga Mora la rendición del destacamento; los expedicionarios costarricenses no tuvieron más remedio. Los panameños habían recobrado Coto sin combate, tenían a los ticos de prisioneros y se reforzaron con más fusiles y municiones.

Mejía temía la llegada de refuerzos costarricenses por el río Coto, por lo que ordenó que exploraran el lugar, ubicar a los centinelas y tomar posiciones entre los bosques y manglares. En la tarde de 27se acercaba la motonave La Sultana, con tropas costarricenses que arengaban a su país y a su presidente Julio Acosta, confiados de que el destacamento de Zuñiga Mora los iba a recibir. Al toque de corneta los panameños abrieron fuego de fusiles y a los pocos minutos la motonave encalló y sus tripulantes se rindieron, con el resultado de cinco muertos, nueve heridos y 54 prisioneros. Se dispuso que los heridos y prisioneros fueran llevados en La Sultana hacia Rabo de Puerco. Un grupo de chiricanos al mando del coronel Gazca, tuvo la misión de tomar la nave y partir en la mañana del 28 de febrero para navegar por el golfo Dulce hasta llegar al destino.

En la mañana del 1 de marzo, arribó el navío costarricense La Estrella ignorando lo ocurrido y tuvo un desenlace similar al de La Sultana. En la lucha hubo 27 muertos, numerosos heridos y gran cantidad de armas cayeron en manos panameñas, distribuyéndose entre la Primera Compañía de Voluntarios de David.

Al atardecer de ese día llegaba otro navío, La Esperanza con 56 soldados y voluntarios, también ignoraban que no los esperaban los hombres de Zuñiga Mora. El desconocimiento fue tal, que cuando llegaron, en la proa del navío se puso un fonógrafo tocando las notas del Himno Nacional de Costa Rica; esto comenzó un tiroteo matando al que puso el fonógrafo. Daniel Herrera, quien comandaba el navío creyó que era una equivocación, pero no fue así y siguió el tiroteo dejando como resultado 16 muertos, entre ellos el propio Herrera y numerosos heridos y 46 prisioneros.

El 2 de marzo, los prisioneros costarricenses fueron llevados a Rabo de Puerco, algunos a David y otros a la isla de Taboga.

Muchos más panameños, provenientes de todo el país, llegaron a Rabo de Puerco para ir a pelear en Coto, pero ya la contienda había terminado.

En Bocas del Toro, la situación era completamente diferente. Con la ayuda del ferrocarril del United Fruit Comapny, unos mil soldados costarricenses bien armados y dirigidos por oficiales veteranos, ocuparon sin lucha Guabito, Almirante y Changuinola el 4 de marzo. Los panameños de esa área se quedaron esperando los refuerzos desde la capital con sus armas. Superados en número y en armamento no tuvieron más opción que replegarse.

Desenlace
Desde el 4 de marzo, la guerra toma un giro inesperado. En la bahía de Charco Azul, en Chiriquí, apareció el acorazado Pennsylvania con órdenes de proteger a los ciudadanos e intereses estadounidenses en la zona. Igualmente apareció el crucero Sacramento en la costa atlántica el 5 de marzo. Estados Unidos exigió a ambos países el cese de hostilidades y el retiro de las fuerzas beligerantes. Sin más opciones, los hombres de ambos mandos abandonaron sus posiciones.

A pesar de que Panamá ganó la guerra en el aspecto bélico, tuvo que ceder ese territorio por presión de los Estados Unidos, bajo el fallo White a pesar de que toda la población que vivía en esa área, cerca de mil habitantes, era en su totalidad panameña.

En David, los expedicionarios panameños fueron recibidos como héroes por la población y un homenaje similar recibieron en la capital el general Quintero y sus hombres, del presidente Porras y la ciudadanía.

Posterior a los acontecimientos de Coto, Panamá y Costa Rica rompieron relaciones diplomáticas hasta 1928 cuando se pretendió darle solución al problema limítrofe, mediante el protocolo Guisado-Castro Beeche sin resultado.

Después, con el convenio Espriella-Zuñiga de 1938, se trató nuevamente y tampoco se llegó a un acuerdo.

La solución definitiva de los límites entre Panamá y Costa Rica se dio en 1941, mediante el tratado de límite Arias Calderón.

Bibliografía:

Instituto Geográfico Nacional Tommy Guardia (Panamá)
Atlas nacional de la República de Panamá 2016 / Instituto Geográfico Nacional Tommy Guardia.-- Quinta edición, revisada, actualizada y aumentada.
Panamá : Instituto Geográfico Nacional Tommy Guardia, 2016.