En 1949 fui al Congreso Hispanoamericano de Historia de Madrid, España, que tuvo una asistencia numerosa de historiadores de América.

En 1956 al Primer Congreso de Historia Centroamericano y de Panamá, en San José, Costa Rica.

En 1957 al Congreso de Historia de Ciudad Trujillo, República Dominicana.

En 1958 al Congreso de Coordinación Intelectual que tuvo lugar en Granada, España, compuesto por notables historiadores de América, España y varios países de Europa.

En 1961 al Congreso sobre el Pensamiento Constitucional de Latinoamérica en Caracas, Venezuela. En 1961 al Tercer Congreso Hispanoamericano de Historia, en Cartagena de Indias, Colombia.

En 1969 al Primer Congreso de Historia de México, Centroamérica y Panamá, reunido en México.

En 1971 al Congreso Grancolombiano de Historia reunido en Cúcuta, Colombia.

En 1978 al VI Congreso Internacional Bolivariano de Buenos Aires, Argentina.

En 1978 al II Congreso Grancolombiano de Historia reunido en Ocaña, Colombia.

En 1978 al Encuentro Latinoamericano de Historiadores para la Integración, reunido en Caracas, Venezuela.

En 1979 al Encuentro Grancolombiano de Sociedades Bolivarianas en Guayaquil, Ecuador.

En 1980 al VII Congreso Internacional de Sociedades Bolivarianas celebrado en Santa Marta, Colombia, en conmemoración del sesquicentenario de la muerte del Libertador Bolívar.

A más de los Congresos enumerados del extranjero, hice acto de presencia en varios nacionales reunidos en Panamá.

Viajé conociendo la mayor parte de los países de América y varios de Europa. Esto me dio oportunidad de ponerme en contacto con notables personalidades del mundo intelectual y un número plural de Jefes de Estado, incluyendo al Generalísimo Francisco Franco, quien me honró con la Real Orden de Isabel La Católica en el rango de Comendador. El mismo me presentó en Madrid al Duque de Veragua, descendiente de Cristóbal Colón, descubridor de América. Igualmente tuve el honor de conocer y conversar con ellos aquí en Panamá, a Sus Majestades los Reyes de España, Don Juan Carlos I y Doña Sofía.

Estuve "a manteles" en Santo Domingo, República Dominicana, con el Príncipe austríaco, Su Alteza Real e Imperial Otto de Habsburgo, nada menos que el heredero de la corona Imperial de Austria, quien asistía, como yo, al Congreso de Historia de 1957 reunido allí. Culto, campechano y muy ilustrado, Su Alteza fraternizó con todos los delegados que concurrimos al Congreso. Este encuentro con tan distinguida personalidad se repitió en 1961 en Cartagena, Colombia, a cuya reunión de historiadores asistimos nuevamente, afianzando la amistad. En el devenir de los acontecimientos el culto Príncipe pudiera ser Emperador de Austria por derecho de sucesión. ¿Quién sabe?

Acompañé como Secretario al Dr. Juan Demóstenes Arosemena, años más tarde Presidente de la República, en su gira que duró tres meses, como Ministro de Relaciones Exteriores, por los países de América del Sur, asistiendo en su Compañia a las fastuosas recepciones que en cada país le brindaron los Jefes de Estado.

Fui invitado por el Gobiemo del Presidente Franklin Delano Roosevelt a viajar a los Estados Unidos, lo que hice durante tres meses, visitando sus principales ciudades.

Asistí como Embajador a dos cambios de mando de Presidentes: en Colombia y en Honduras.

De los ocho Presidentes que ha tenido la Academia, yo fui el tercero, precisamente como sucesor del Dr. Alfaro en el honroso escaño. Del grupo que constituimos la Academia, completada en 1932, yo fui uno, habiendo ingresado en ella el 7 de Enero de 1932 mediante la presentación de mi tesis titulada "LA CAUSA INMEDIATA DE LA EMANCIPACION DE PANAMA" editada meses después. Hoy, por defunción de los numerarios que constituyeron la Academia, soy uno de los tres que sobrevivimos y el Decano de los que fueron sus Presidentes.

Pertenezco como numerario al Instituto Panameño de Cultura Hispánica, del que fui uno de los fundadores en 1952 y presidí en 1955; y a la Sociedad Bolivariana de Panamá, que igualmente presidí en 1936. Las tres ilustres corporaciones, además de honrarme con el alto cargo, me otorgaron su mayor presea.

Por varios años, en distintas ocasiones, presidí la Asociación de Maestros de la República, constituida por el Magisterio Nacional. De mi actuación en el honroso cargo dejé publicadas dos MEMORIAS.